miércoles, 1 de febrero de 2012

Shūfă, la belleza del trazo


La caligrafía (shūfă -书法) ocupa un puesto de gran importancia en la historia de la estética y la filosofía del arte chino, desde los primeros trazos (1200-1045 a.C.) grabados en caparazones y huesos, hasta su más bella expresión en pintura y poesía ya que su técnica es un elemento fundamental a la hora de realizarlas y de conseguir el "estado emocional estético"[1] deseado en el espectador.

Fig.1
El carácter más antiguo de «bello» era la figura de un danzante (Fig.1),  que relaciona la belleza con lo visual y lo auditivo; sin embargo en el primer diccionario etimológico el Showen Jiezi de Xu Shen (siglo I d.C.), el carácter měi () aparecerá ligeramente modificado combinando los caracteres de «cordero» y «grande», adoptando el sentido adicional de «bueno para el paladar». De este modo, la belleza fue vinculada al placer gustativo, lo «bello» es lo «bueno» y por extensión lo bueno unirá lo estético a lo ético.

Desde el siglo IV a.C. las enseñanzas de los maestros Kong (Confucio), Zhuang Zi y Lao Zi marcarán profundamente el pensamiento chino. Del confucianismo surgirá la importancia didáctica de la poesía, y por ende el uso de la caligrafía, como expresión de los sentimientos, «Corazón correcto, pincel correcto». Por otra parte, el daoismo acercará el artista a la naturaleza en búsqueda de la armonía y equilibrio de la misma.

Mas, ¿Cómo expresar lo inexplicable? Olvidando el «yo» para identificarse con el objeto pintado en un ejercicio de empatía total. A finales de la dinastía Sung, el pintor chino concebía al hombre en simbiosis con el paisaje; no se trataba de «copiar» sino de captar su verdadera esencia. La correcta técnica del uso del pincel en el trazo, al ritmo de la respiración y en un estado de concentración cuasi meditativa implicando mente y cuerpo, reflejará el esprit[2] de quien lo maneja, permitiendo expresar el pensamiento dándole belleza visual.

L’art de l’encre, comme il est magique et quasi sur-naturel! C’est avec les six nuances de l’encre …. Que le peintre tente de recréer les vibrations des innombrables phénomènes de la Création. Au-delà de ces nuances, il y a encore le « sans-encre » … [3]

La rica particularidad fonética y semántica de la lengua china permite la expresión de una belleza viva que, a imagen del dao, es oculta y a la vez manifiesta. Como dirá un antiguo proverbio «En la poesía hay pintura, en la pintura hay poesía». De ahí que en un momento dado ambas artes se unan en un mismo espacio volviéndose inseparables. Es más, una misma obra pictórica podrá presentar caligrafías de diferentes maestros. Cada maestro aportará su obra poética y caligráfica sin romper con la armonía del conjunto, no hay un «yo» intentando predominar sobre los otros. La fuerza, ese esprit del artista, no necesita innovar o ser diferente para  ser reconocida.

La caligrafía y la pintura seguirán formando parte indiscutible del arte en mayúscula en la cultura China, aunque i-pads y tablets conquisten el mercado, nunca podrá igualarse a la gracia y belleza de la danza del pincel sobre el papel de arroz.



                                                                                                                    Maris Stella Morales Soto

Bibliografía:
-          Moore, Oliver, Chinese, Collection Reading the Past, Ed. British Museum Press: London, 2000
-          Mediavilla, Claude, l’ABCdaire de la Calligraphie chinoise, Ed. Flammarion : Paris, 2004
-       Hu-sterk, Florence, La beauté autrement, introduction à l’esthétique chinoise, Editions You-Feng :Paris, 2004
-          Cheng, François, Arte, Meditación sobre la belleza, Ed. Siruela
-     Cheng, François, Souffle-Esprit, Textes théoriques chinois sur l'art pictural, Éditions du Seuil: Paris


[1] Expresión empleada por Chantal Maillard y Óscar Pujol para describir el término indio Rasa en la obra Rasa, el plcer estético en la tradición india, José J. de Olañeta Ed.: Palma de Mallorca, 2006 ,p. 25
[2] En lengua francesa esprit no solo alude al alma o emanación de los cuerpos, sino al principio pensante. Es el principio de vida psíquica, tanto afectiva como intelectual, la consciencia.
[3] Cheng, François, Souffle-Esprit, Textes théoriques chinois sur l’art pictural, Éditions du Seuil : Paris, p. 54

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